El
periplo de Fellini comienza con Luces de variedades (Luci del Varietà, 1951).
Una película más amarga que divertida. Dos constantes que le acompañarían
muchos años: Giulietta Massina y la sublimación de lo patético. En unos años en
los que el neorrealismo comenzaba a dejar paso al costumbrismo (que no es otra
cosa que una mirada menos comprometida sobre la siempre hiriente realidad... o
la necesidad, quizás, de sepultar la guerra y devolver la sonrisa a las
plateas)
El
arranque de Ocho y Medio sintetiza a la perfección el discurso que se
irá adornando (ya que se construye completo en el inicio) a lo largo de toda la
película. Guido se encuentra encerrado en su coche en medio de un terrible
atasco que no le permite avanzar, la cámara rastrea los coches que le rodean,
vemos cómo los rostros de los conductores y acompañantes fijan su mirada en
Guido que se siente el centro de atención. La angustia surge repentinamente en
el protagonista. El interior del vehículo empieza a llenarse de humo y Guido
debe buscar aire en el exterior en busca de su salvación. Una vez fuera,
montado en el techo del coche, el protagonista será poseído por lo irreal y
empezará a flotar en un vuelo que lo llevará por encima del atasco hasta el
cielo. La libertad que supone codearse con la luz del sol y las nubes se
esfumará en el despertar que revelará lo anterior como un simple sueño
“Ocho
y Medio” no es fácil de comprender, pero que al mismo tiempo, posee un
magnetismo que la torna fascinante: se nos habla de la imposibilidad de crear
el filme perfecto, aunque el creador pretenda ser el centro de su obra, o en su
defecto la obra de arte que se ocupa de auto criticarse y se erige como especie
de producto de la magia o la alquimia, Aunque su título original iba a ser
"La Bella Confusión" Fellini lo dejó simplemente en "Ocho y
Medio" simplemente porque esta película según el propio cineasta porque
era su película número 8 y medio en su filmografía, Federico Fellini, dedicó su
prolífica carrera de más de cincuenta años a encontrar el equilibrio entre el
neorrealismo italiano y un estilo más personal que le permitiera definirse como
individuo.
“Ocho
y Medio”, una reflexión sobre la creación artística, vista desde la propia
mirada del director. Así pues, mientras en otras obras podemos buscar en sus
personajes referentes universales, bien históricos, sociales, sentimentales,
“Ocho y Medio” es cine (cine dentro del cine), y solo desde el punto de vista
particular del autor.
La
fotografía, de Gianni di Venanzo, en B/N, resalta las imágenes con emotivos
claroscuros y una magistral combinación, crea imágenes que remiten al mundo de
lo fantástico. Lo que más sorprende de Fellini y su cine es que puede tratar
las cosas más trascendentes con un aire bello y poético, sus sueños, los deseos,
el atrancamiento creativo, con ese aire tan mediterráneo, tan grotesco y a la
vez entrañable de los personajes. La interpretación de Mastroiani es quizá la
mejor de toda su carrera ,su aparente levedad, parecer un conjunto de
situaciones surrealistas esta película habla de la presión del matrimonio, del
sexo y la infidelidad, del genio creativo y sus estancamientos y del mismo
cine. Una obra maestra. Un consejo: que nadie la tome como cine de autor o
película de museo: esta película es tan bella, tan divertida, tan original y
tan poética.
El jeque blanco
(Lo Sceiro Bianco, 1951).
Película importante, sobre todo por el
matrimonio de hecho que supondría con un compositor de tonadas infinitamente
tristes llamado Nino Rota.
Los inútiles
(I Vitelloni, 1953) es la primera película absolutamente imprescindible
de Fellini. Sordi, Trieste.
La Strada
(id., 1954). Un alto en el camino. Deleitémonos con las vistas. Zampanò y
Gelsomina de gira. La bella y la bestia. El bruto y la payasa. La vida y la
muerte.
Almas sin conciencia
(I Bidone, 1955), apoyada en el rostro castigado de ganster
venido a menos del norteamericano Broderick Crawford.
Comienza el proceso
de deconstrucción. A partir de aquí se despide de toda una forma de hacer cine.
La dolce vita
(id, 1960). Marcello
y Anita haciendo historia en la noche romana.
Ocho y medio
(8 ½ , 1963). Las
genialidades de este tipo sólo son validas una vez.
Fellini
superado por su época.
Fellini no entiende, los cambios que se suceden a su alrededor, tampoco entiende el feminismo.
Fellini no entiende, los cambios que se suceden a su alrededor, tampoco entiende el feminismo.
La ciudad de las mujeres
(La citta Delle Donne,
1980). Es el alegato de un macho que se ve relegado dentro de la manada. Las
mujeres son ridiculizadas, obsesionadas por plagiar los modelos de conducta
masculinas. Amantes de una utopía trasnochada.
Fellini da palos de ciego. Desprecia los tiempos que le han tocado vivir, la última película notable de Fellini es un guiño a la magia, aquella que él supo desplegar como nadie. Como Hollywood en sus años dorados, como el musical optimista y dulzón.
Ginger y Fred (Ginger e Fred, 1986)dos viejos caducos sedientos de una gloria que nunca tuvieron.
Fellini da palos de ciego. Desprecia los tiempos que le han tocado vivir, la última película notable de Fellini es un guiño a la magia, aquella que él supo desplegar como nadie. Como Hollywood en sus años dorados, como el musical optimista y dulzón.
Ginger y Fred (Ginger e Fred, 1986)dos viejos caducos sedientos de una gloria que nunca tuvieron.
fuentes.
DVD. El
cine italiano según Martin Scorsese
http://es.wikipedia.org
http://www.miradas.net
wordpress.com.
www.
el-pelifomano.com
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