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GRITOS Y SUSURROS / INGMAR BERGMAN, 1972



De todas las películas del sueco Ingmar Bergman, quizás GRITOS Y SUSURROS sea la más impactante, por su tema de dura humanidad, por su planteamiento formal. El cineasta tenía el método de escribir el argumento en forma de relato, para luego desarrollar los diversos temas en busca de la unidad o totalidad. 


Toda la producción cinematográfica de Ingmar Berman muestra un trabajo de exhausta elaboración tanto visual como temática, con el objetivo de explorar la naturaleza de la condición humana. La mayoría de sus películas se ocupa de  la soledad, la esterilidad y la angustia del alma. Sin embargo, pese a tales temas, y gracias a una acertada fotografía, las películas de Bergman capturan imágenes dramáticas de una inmensa belleza. GRITOS Y SUSURROS es una de las mejores obras del director, por su presentación visual impresionante destinada a mostrar con profundidad psicológica el dolor tanto físico como emocional de los protagonistas, la figura masculina queda relegada a un segundo lugar. Los retratos que se ofrecen son inconsistentes y pasivos (el médico amante de Maria, el altivo marido de Karin y el sacerdote) quedando totalmente aplastados por la fuerza de ese terrible universo femenino succionador que todo lo absorbe y arrastra, de naturaleza totalmente desmesurada e hiperbólica

No encontramos ni un atisbo de complacencia en Bergman a la hora de describir a estos personajes. Las relaciones que mantienen entre sí están marcadas por la tensión, la humillación, la intolerancia... y el tono es seco, duro y gélido, angustioso por momentos, tenebroso y hermético. Realmente algunos fragmentos resultan sobrecogedores, intimidatorios para el espectador, ya que el director abre a bocajarro las intimidades más ocultas de los personajes, los desnuda totalmente frente a nuestros ojos y nos obliga a mirar en las entrañas de su sufrimiento.
La cámara de Bergman se acerca insolente a los rostros de las mujeres a las que quiere desenmascarar, y los sitúa en primer plano para intentar captar la nimiedad o grandiosidad que se esconde en cada uno de los gestos que emiten. 

En Gritos y susurros la figura masculina queda relegada a un segundo lugar. Los retratos que se ofrecen son inconsistentes y pasivos (el médico amante de Maria, el altivo marido de Karin y el sacerdote) quedando totalmente aplastados por la fuerza de ese terrible universo femenino succionador que todo lo absorbe y arrastra, de naturaleza totalmente desmesurada e hiperbólica

No encontramos ni un atisbo de complacencia en Bergman a la hora de describir a estos personajes. Las relaciones que mantienen entre sí están marcadas por la tensión, la humillación, la intolerancia... y el tono es seco, duro y gélido, angustioso por momentos, tenebroso y hermético. Realmente algunos fragmentos resultan sobrecogedores, intimidatorios para el espectador, ya que el director abre a bocajarro las intimidades más ocultas de los personajes, los desnuda totalmente frente a nuestros ojos y nos obliga a mirar en las entrañas de su sufrimiento.

La cámara de Bergman se acerca insolente a los rostros de las mujeres a las que quiere desenmascarar, y los sitúa en primer plano para intentar captar la nimiedad o grandiosidad que se esconde en cada uno de los gestos que emiten.  Ha sido altamente elogiada y admirada, y probablemente sea uno de los trabajos cinematográficos más destacados en la carrera de Bergman. La muerte es el centro del movimiento de los personajes. Son cuatro mujeres: tres hermanas y una criada,  Una de las hermanas, Agnes, está en trance de morir de cáncer y es cuidada por las otras dos: Karin  y María, y especialmente por la criada, Anna.
Karin, es la hermana mayor de las tres. Se ha casado con un hombre de edad y con buena posición económica y se fue a vivir lejos de la casa paterna. El matrimonio ha sido un fracaso, pero subsiste por conveniencia. Es madre de algunos hijos y no parece haber sentido la maternidad. Es una mujer controlada en sus emociones y no expresa el odio que siente por su marido. En ella se nota una nostalgia de intimidad; La menor de las hermanas es María, está casada con un hombre rico de la sociedad burguesa destacada, María ama el placer, sin consideraciones morales.
Como soporte espiritual de las tres hermanas, está Anna, la criada de la casa. Tuvo una hija y ambas fueron recibidas por Agnes,.Anna es el espectador silencioso que observa las intrigas y los enfrentamientos familiares. Es el único personaje de naturaleza pura, sin una antifaz que oculte posibles dobleces en su corazón. Entre ellas se ha establecido una amistad tácita para enfrentar la soledad.
El escenario tiene un estilo que se asemeja a lo que se nos presenta en sueños. Muebles y accesorios  de gran belleza, relojes que suenan en el amanecer, algunos mezclan sus sonidos. El único reloj que no funciona es el del dormitorio de Agnes, que enfrenta la agonía rodeada de lujos inútiles ya para ella: las cosas están allí aunque ya no las deseamos o necesitamos.
Todo se propone en el color rojo de diversos tonos. María recuerda cómo engaña a su marido con el médico, Karin evoca el momento con su esposo, a solas, cuando se corta la vagina con un vaso roto, para evitar que el marido la desee. También Anna, la criada,  despierta sus recuerdos de la relación amorosa que ha tenido con la enferma Agnes.
Es una película cruel y sublime. El cruce de las imágenes es muy característico de Bergman: luces y sombras se alternan para crear una iluminación indirecta, como en los días nevados. El tema de la película pudiera ser banal si no estuviese planteado con la complejidad psicológica del autor sueco. Un sueño, una esperanza, el temor ante la muerte de Agnes, sufrido por todas y padecido por la hermana en trance de morir, se expresan en cuadros de rojo diverso, yuxtapuestos con el juego de la memoria de los protagonistas: Esa memoria que son las grietas del olvido, dan paso al remordimiento. Bergman dijo, quizás en broma, que el interior del alma es una membrana húmeda de matices rojos. La música de Bach y de Chopin ofrece, alternativamente, la trágica densidad del tema y el romanticismo implícito en la piedad que merecen los personajes.
Fuente
 “Ingmar Bergman, Fuentes creadoras” de Francisco Javier Zubiaur, Letras de Cine, 2004. 
Ingmar Bergman Juena Miguel Company Ediciones Cátedra 2007 Madrid.
Bergman La linterna Mágica Barcelona 1988
 Company Ramón  Juan M. Espacio simbólico y representación en el ciend e Bergman. Tesis de licenciatura. Facultad de Filosofía. Universidad de Valecia 1979.

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