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OCHO Y MEDIO (8 ½, 1963)


El periplo de Fellini comienza con Luces de variedades (Luci del Varietà, 1951). Una película más amarga que divertida. Dos constantes que le acompañarían muchos años: Giulietta Massina y la sublimación de lo patético. En unos años en los que el neorrealismo comenzaba a dejar paso al costumbrismo (que no es otra cosa que una mirada menos comprometida sobre la siempre hiriente realidad... o la necesidad, quizás, de sepultar la guerra y devolver la sonrisa a las plateas)
El arranque de Ocho y Medio sintetiza a la perfección el discurso que se irá adornando (ya que se construye completo en el inicio) a lo largo de toda la película. Guido se encuentra encerrado en su coche en medio de un terrible atasco que no le permite avanzar, la cámara rastrea los coches que le rodean, vemos cómo los rostros de los conductores y acompañantes fijan su mirada en Guido que se siente el centro de atención. La angustia surge repentinamente en el protagonista. El interior del vehículo empieza a llenarse de humo y Guido debe buscar aire en el exterior en busca de su salvación. Una vez fuera, montado en el techo del coche, el protagonista será poseído por lo irreal y empezará a flotar en un vuelo que lo llevará por encima del atasco hasta el cielo. La libertad que supone codearse con la luz del sol y las nubes se esfumará en el despertar que revelará lo anterior como un simple sueño
“Ocho y Medio” no es fácil de comprender, pero que al mismo tiempo, posee un magnetismo que la torna fascinante: se nos habla de la imposibilidad de crear el filme perfecto, aunque el creador pretenda ser el centro de su obra, o en su defecto la obra de arte que se ocupa de auto criticarse y se erige como especie de producto de la magia o la alquimia, Aunque su título original iba a ser "La Bella Confusión" Fellini lo dejó simplemente en "Ocho y Medio" simplemente porque esta película según el propio cineasta porque era su película número 8 y medio en su filmografía, Federico Fellini, dedicó su prolífica carrera de más de cincuenta años a encontrar el equilibrio entre el neorrealismo italiano y un estilo más personal que le permitiera definirse como individuo.
“Ocho y Medio”, una reflexión sobre la creación artística, vista desde la propia mirada del director. Así pues, mientras en otras obras podemos buscar en sus personajes referentes universales, bien históricos, sociales, sentimentales, “Ocho y Medio” es cine (cine dentro del cine), y solo desde el punto de vista particular del autor.
La fotografía, de Gianni di Venanzo, en B/N, resalta las imágenes con emotivos claroscuros y una magistral combinación, crea imágenes que remiten al mundo de lo fantástico. Lo que más sorprende de Fellini y su cine es que puede tratar las cosas más trascendentes con un aire bello y poético, sus sueños, los deseos, el atrancamiento creativo, con ese aire tan mediterráneo, tan grotesco y a la vez entrañable de los personajes. La interpretación de Mastroiani es quizá la mejor de toda su carrera ,su aparente levedad, parecer un conjunto de situaciones surrealistas esta película habla de la presión del matrimonio, del sexo y la infidelidad, del genio creativo y sus estancamientos y del mismo cine. Una obra maestra. Un consejo: que nadie la tome como cine de autor o película de museo: esta película es tan bella, tan divertida, tan original y tan poética.

ALGO DE SU FILMOGRAFÍA

El jeque blanco (Lo Sceiro Bianco, 1951). Película importante, sobre todo por el matrimonio de hecho que supondría con un compositor de tonadas infinitamente tristes llamado Nino Rota.
Los inútiles (I Vitelloni, 1953) es la primera película absolutamente imprescindible de Fellini. Sordi, Trieste.
La Strada (id., 1954). Un alto en el camino. Deleitémonos con las vistas. Zampanò y Gelsomina de gira. La bella y la bestia. El bruto y la payasa. La vida y la muerte.
Almas sin conciencia (I Bidone, 1955), apoyada en el rostro castigado de ganster venido a menos del norteamericano Broderick Crawford.

Comienza el proceso de deconstrucción. A  partir de aquí se despide de toda una forma de hacer cine.

La dolce vita (id, 1960). Marcello y Anita haciendo historia en la noche romana.
Ocho y medio (8 ½ , 1963). Las genialidades de este tipo sólo son validas una vez.

Fellini superado por su época. 

Fellini no entiende, los cambios que se suceden a su alrededor, tampoco entiende el feminismo.
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La ciudad de las mujeres (La citta Delle Donne, 1980). Es el alegato de un macho que se ve relegado dentro de la manada. Las mujeres son ridiculizadas, obsesionadas por plagiar los modelos de conducta masculinas. Amantes de una utopía trasnochada. 
Fellini da palos de ciego. Desprecia los tiempos que le han tocado vivir, la última película notable de Fellini es un guiño a la magia, aquella que él supo desplegar como nadie. Como Hollywood en sus años dorados, como el musical optimista y dulzón.  
Ginger y Fred (Ginger e Fred, 1986)dos viejos caducos sedientos de una gloria que nunca tuvieron.
 fuentes.
DVD. El cine italiano según Martin Scorsese
http://es.wikipedia.org
http://www.miradas.net
wordpress.com.
www. el-pelifomano.com

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